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Casos clínicos

Un celíaco puede volver a comer gluten, si mantiene equilibrada la microbiota intestinal

Historia clínica

El mes de junio de 1994 vino a la consulta una chica de 17 años porque desde los 3 meses sufría una celiaquía, que le impedía comer alimentos
con gluten. Había tenido muchas parasitosis intestinales desde los 6 meses y una hepatitis vírica a los 9 años. Desde entonces no comía cereales con gluten y en la actualidad no tiene ninguna molestia digestiva.

La celiaquía se diagnosticó con una biopsia de la mucosa intestinal, que señaló una atrofia importante de las vellosidades intestinales.

Test con Kinesiología Holística

El test indicaba una parasitosis y una candidiasis intestinal, que le desequilibraban la flora o microbiota del intestino delgado. Metabolitos tóxicos de cándidas que le favorecían una inflamación de la mucosa intestinal. Una alteración del sistema nervioso por la que necesitaba tomar Flores de Bach (Rock Rose). Y una dificultad por parte del hígado de eliminar todas las toxinas que le llegaban desde el intestino.

Tratamiento recomendado

Tomó un antiparasitario (Trilombrín) para matar los parásitos; Ajo en cápsulas para matar las cándidas; Diente de león como depurativo y para el hígado; un complemento rico en Probióticos, que fue variando cada 2 meses; Vitamina A, Vitamina E y Vitamina C como antioxidantes para recuperar la mucosa intestinal; Flores de Bach; normas dietéticas para las cándidas y los parásitos; hortalizas de hoja verde ricas en fibra como prebióticos; y continuar sin comer cereales con gluten como trigo, avena, cebada y centeno, o algún alimento que lo aporte como el pan, las galletas, los pasteles, las pastas de sopa, los macarrones y espaguetis.

Hizo el tratamiento durante 10 meses, y durante 2 meses tomó el antiparasitario y durante 6 meses el antifúngico, ya que creo que era el origen de su celiaquía o alergia al gluten, pues es lo que le produjeron una disbiosis intestinal.

Una vez eliminados los parásitos, las cándidas y equilibrada la microbiota o flora intestinal empezó a digerir bien el gluten, y ahora, ya hace 27 años que sigue una dieta con gluten sin ninguna molestia.

Conclusiones

Durante la primera visita su madre me comentó que a los 7 años, durante 1 semana, tomó 10 galletas de harina de trigo cada día, lo que hizo que volvieran a aparecer los síntomas de celiaquía (malestar abdominal y diarrea) y la biopsia intestinal posterior fue positiva, es decir, corroboró la atrofia de las vellosidades intestinales que le produjo el gluten que contenían las galletas, y debido a ello, volvió a seguir la dieta sin gluten hasta los 17 años.

Estos últimos años se le ha realizado un análisis genético y tiene los genes de la celiaquía (HLA-DQ2 y HLA-DQ8), lo que nos confirma que en la celiaquía hay un factor genético, pero que se manifiesta por factores epigenéticos.

En esta chica, los factores epigenéticos fueron las parasitosis intestinales diagnosticadas desde los 6 meses de vida y las candidiasis intestinales que tuvo casi con toda seguridad desde el mismo momento del nacimiento, pues la madre tuvo durante el embarazo varias candidiasis vaginales y la niña al pasar por el canal vaginal durante el parto se contagió de ellas, que le poblaron el tubo digestivo antes que los lactobacilos acidófilus y Bífidus, que son bacterias comensales y por lo tanto buenas para el equilibrio de la microbiota intestinal.

Un desequilibrio de la flora intestinal o disbiosis, tanto del intestino delgado como del colon, es el factor más importante en el desarrollo de una celiaquía. Esta es la causa por la que hoy en día se realizan diagnósticos de celiaquía a personas adultas, que con anterioridad no tuvieron ningún síntoma de alergia al gluten.

En mi consulta estos últimos años han acudido familias que le diagnosticaron celiaquía al hijo menor, por ejemplo, de 6 años, y tenía los genes de la celiaquía. Seguidamente les hicieron un análisis genético a la hermana mayor y a los padres, y los tres tenían los genes de la  celiaquía, pero ninguno de ellos nunca había desarrollado síntomas. Es la confirmación de que los factores epigenéticos o medioambientales son decisivos en el desarrollo y aparición de los síntomas de la celiaquía.

Una vez equilibrada la flora intestinal, y normalizado el ecosistema intestinal, la persona puede volver a tomar gluten, sin miedo, pero sin abusar del mismo.

En este caso para no recaer, pero en otros también, fue útil tomar de 3 a 4 meses al año probióticos, y comer todos los días al menos un alimento fermentado (yogur de vaca, cabra o soja, kéfir de vaca, cabra o agua, chucrut, miso, kombucha, zumo de zanahoria, remolacha o una mezcla de verduras fermentado, vinagre de manzana, …), pues todos los alimentos fermentados nos aportan probióticos que nos van a fortalecer la microbiota o flora intestinal.

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