Entrevistas
Claudia Espinosa
Me dí cuenta que este tipo de medicina estaba mucho más en consonancia con mi concepto de salud.
Autor
Institut IGEM
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EntrevistasHoy os presentamos el último miembro que se incorpora en la Clínica IGEM: Claudia Espinosa. Médico naturista especializada en Terapia Neural y Kinesiología Holística. Una combinación perfecta para ampliar nuestro servicio holístico en medicina natural. Se inició con las terapias naturales después de un curso de reflexoterapia podal y allí se dió cuenta de otra manera de ver la enfermedad y abordarla más afín a su filosofía.
Cuéntanos brevemente quién eres y a qué te dedicas.
Mi nombre es Claudia y me gusta decir que soy médico, a secas, o de profesión “ayudadora”. Mi formación es médico de familia aunque me he dedicado siempre al mundo de las urgencias y después los derroteros de la vida me llevaron al mundo de la medicina alternativa. En este momento tengo una consulta de terapias naturales donde básicamente trabajo con terapia neural, fitoterapia y kinesiología holística. Compagino este trabajo con guardias en una ambulancia medicalizada.
¿Cómo es un día habitual en tu vida?
Me gusta madrugar y procuro hacerlo cada día. Vivo en el campo en un pueblo muy pequeño y como no trabajo allí intento dejar la casa organizada antes de irme. Después compagino lo laboral con la vida de madre de familia: trabajo en la consulta y en los huecos me ocupo de acompañar las actividades y quehaceres de mi hijo. Trabajar para mí, me permite organizarme bien, algo que siempre había sido un objetivo importante en mi vida. Los días que tengo guardia no aparezco por casa en 24h. Me gusta el deporte y la música y dedico a ello varias horas a la semana. Creo que es fundamental respetar algo de tiempo libre para las aficiones y para el recreo del alma.
¿En qué momento de tu vida empezaste a interesarte por las terapias naturales?
Como todo en esta vida, nada es por casualidad sino por CAUSALIDAD… por el año 2003 empecé a estudiar podología como segunda carrera por motivos que no vienen al caso y allí elegí como asignatura de libre elección la reflexología podal. Nunca había oído hablar de ella. Me resultó algo muy curioso pero reconozco que fuí sin ninguna expectativa. Allí conocí una serie de personas que cambiaron mi visión de la salud y la enfermedad y que han marcado el resto de mi vida. Como anécdota os diré que una compañera haciendo prácticas me tocó los pies y me dejó tirada en la cama una semana… ¡yo no sabía que me pasaba! y pensaba: ¡Soy médico! ¡¡¿¿Qué es esto??!! Luego lo entendí. Estaba exigiendo a mi cuerpo mucho más de lo que podía dar y por un momento la reflexología evidenció lo que yo estaba supliendo u ocultando con mi juventud. ¡Tenía que parar!
¿Cómo decidiste y empezaste a dedicarte a ellas?
Empecé a conocer gente que me enseñaba cosas muy interesantes que yo ni siquiera sabía que existían y cada vez despertaba más curiosidad en mí. Cuando conocí la Terapia Neural y la Kinesiología decidí que quería dedicarme a esto. Me dí cuenta que este tipo de medicina estaba mucho más en consonancia con mi concepto de salud o mejor dicho, la forma de recuperar la salud de la medicina que practicaba en la consulta de atención primaria. El trabajo en urgencias nunca me ha supuesto una contradicción, porque cuando hay una emergencia, hay que actuar rápido y tener protocolos es básico para que las cosas funcionen. En el resto de situaciones, creo que hay que intentar individualizar al máximo y ofrecer una medicina lo más respetuosa posible y ahí entran en juego las terapias naturales.
¿Qué estudios has realizado relacionados con tu profesión?
Después de mi primer contacto con la reflexología podal, hice el postgrado de terapias naturales de la UB y posteriormente el Máster de Terapia Neural también en la UB. Al terminar, conocí la Kinesiología Holística y empecé a estudiar sobre ella. Años más tarde fui a Colombia a completar mi formación en Terapia Neural con el Dr. Payan.
A lo largo de toda mi carrera he asistido a otros cursos relacionados con nutrición y naturopatía. Me encanta mi profesión y creo que la formación continuada es imprescindible. Intento cada año acudir a los encuentros que se organizan con las novedades sobre Kinesiología Holística y Terapia Neural. Creo que es fundamental mantenerse al día y en contacto con otras personas que hacen lo mismo que tú.
¿Podrías compartir con nosotros alguna anécdota que te haya ocurrido como terapeuta?
Recuerdo un chico joven, de unos 30 años que vino porque tenía un dolor en una pierna que le impedía arrodillarse desde hacía años. Esta postura era necesaria para su trabajo y había aprendido a adaptarse apoyando la otra pierna en el suelo de una forma un tanto extraña. Tras hacerle la historia de vida decidí hacerle Terapia Neural y cuando terminé de pincharle, me preguntó si había terminado y saltó de la camilla arrodillándose delante mío, así sin avisarme y empezó a saltar de rodillas en el suelo. ¡Puedo arrodillarme! ¡Puedo arrodillarme!, gritaba. Yo me dí un susto de muerte. Esto es lo que en Terapia Neural se conoce como un fenómeno en segundos, poco frecuente, pero muy espectacular como véis.
¿Qué es lo que más te apasiona relacionado con tu trabajo?
Me encanta pensar que todos los pacientes son diferentes y cada uno es como un acertijo nuevo. El dolor de cabeza de María no es lo mismo que el de Pepe y por eso no lo voy a tratar igual. ¿Qué le pasará? ¿Por qué su cuerpo se está expresando por allí? Creo que tengo el mejor trabajo del mundo, no me imagino haciendo otra cosa.
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