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¿Sabes que puedes tener una infección respiratoria sin ningún síntoma?
Autor
Joan Guxens
Tipo de entrada
ArtículosCuando las bacterias están activas, invaden a las mucosas de nuestro cuerpo, crecen y produce una infección agudas con muchos síntomas como: fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza, dolores generales, urticaria, dolor de garganta.
Las células de las mucosas se destruyen en el proceso, y si no se eliminan las bacterias causantes, no cesará esta muerte celular. Esto es lo que ocurre en la mayoría de casos y nos damos cuenta por los síntomas como la fiebre y el malestar general que tenemos.
Aunque hay casos donde algunas bacterias pueden permanecer latentes (inactivas) por largos períodos, a veces años, sin producir síntomas. Existen otros casos en los que se multiplican en cantidades limitadas, en los que tampoco producen síntomas, pero que al mínimo desequilibrio del sistema inmune o por factores ambientales nuevos, desarrollan de nuevo síntomas, iniciándose otra infección aguda.
Infecciones subclínicas o latentes
Cuando en una mucosa del cuerpo, hay un número limitado de bacterias que no producen síntomas, diremos que estamos ante una infección subclínica o latente.
Lo mismo ocurre en el caso de hongos o cándidas, pues hay muchos períodos en que las cándidas en el intestino, la vagina, el glande, la orina, la boca, los pies o las uñas de pies o de manos, no dan ninguna molestia. En este caso se trata de una infección subclínica o latente por hongos.
En el caso de los parásitos intestinales, cuando ya han muerto los parásitos que producían la crisis aguda, si durante esta época de infección aguda han puesto huevos, muchos de estos huevos pueden enquistarse en la mucosa intestinal, y como dentro tienen larvas, que en un futuro pueden salir del huevo y producir una nueva infección, estamos claramente ante una infección subclínica o latente por huevos de parásitos.
Infecciones subclínicas por virus
De forma parecida ocurren las infecciones subclínicas o latentes en el caso de los virus, pero es distinta, ya que los virus no pueden vivir solos, sino que invaden otras células. Cuando los virus están activos, invaden las células, se apoderan de los procesos reproductivos de ellas, de forma que producen miles de virus, momento en el que se manifiestan los síntomas de una infección aguda.
Por lo general, las células colonizadas por los virus se destruyen en el proceso, y este se repite una y otra vez hasta que se mueren todos los virus.
Después de penetrar en el organismo, algunos virus pueden permanecer latentes (inactivos) por largos periodos, a veces años, en los que la persona no tiene síntomas. Otros se multiplican, pero en cantidades limitadas lo que tampoco produce síntomas. En este caso estamos ante una infección subclínica.
Consecuencias de las infecciones subclínicas
En muchas ocasiones, cuando se van sucediendo durante años infecciones agudas y subclínicas, una detrás de la otra, se le diagnostica a aquella persona, aunque sea un adolescente, que tiene infección crónica, y que por lo tanto seguramente la tendrá durante años e incluso no se curará nunca.
Creo que ello no es una conclusión real y lógica, pues si durante los períodos de infección subclínica o latente, estimulamos el sistema inmune y realizamos una dieta rica en alimentos antiinflamatorios, antiinfecciosos, probióticos, prebióticos y antioxidantes, el paso de infección subclínica o latente a infección aguda será mucho más difícil y puede convertirse en algo muy improbable.
En la medicina natural existen unas herramientas efectivas como dieta, complementos o hábitos saludables, que en estos casos son muy buenos para la salud física y también mental de aquellas personas, sobre todo muy jóvenes, a las que se les diagnostica una infección crónica, cuando lo que les ocurre es que tienen un virus o una bacteria latente, que espera su oportunidad para volver a reproducirse, pero que con un tratamiento natural se puede evitar.
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