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Entrevistas

Ruth Armenta

Autor

Institut IGEM

Tipo de entrada
Entrevistas

Hoy os presentamos a Ruth Armenta, química y profesora de Fitoterapia en la escuela IGEM. A los 18 años, gracias a un libro, ya supo con qué tipo de medicina resonaba, pero fue al cabo de un tiempo, después de trabajar en el sector farmacéutico, que su vida cambió de rumbo. Siempre tuvo claro que las emociones, aunque no sean medibles, son claves para la salud de las personas. 

Cuéntanos brevemente quién eres y a qué te dedicas

Soy Ruth Armenta, química, naturópata y terapeuta en medicina china. Compagino el trabajo de terapeuta, en consulta privada, con el de profesora. Doy clases de cosmética natural y botiquín natural en varios centros cívicos, de alimentación basada en medicina tradicional china en una escuela de cocina y de fitoterapia en IGEM. En ocasiones, también hago colaboraciones para realizar charlas relacionadas con la medicina natural.

¿Cómo es un día habitual en tu vida?

Podríamos decir que me encuentro en un buen momento de mi vida en el que puedo compaginar perfectamente mi trabajo con actividades de desarrollo personal y otras formaciones.

Intento comenzar el día con una pequeña meditación, y después de ahí cada día es diferente (algo que realmente me encanta). Hay días que continuó la mañana realizando consultas, o bien preparándome las clases. Las tardes sí que las destino más a las formaciones que doy. Pero entre estas horas de trabajo intento que cada día haya espacio para algo de yoga, baile o caminar, ya que me ayuda mucho a equilibrar mi energía.

¿En qué momento de tu vida empezaste a interesarte por las terapias naturales?

Recuerdo que cuando tenía aproximadamente 18 años cayó en mis manos el libro de “La enfermedad como camino” el cuál explicaba un concepto que llevaba dándole vueltas en mi cabeza durante años. Cómo el carácter de una persona y sus emociones le podría predisponer a padecer un tipo de desequilibrios o enfermedades. A pesar de que justo me encontraba en el momento de iniciar la carrera de químicas, era bastante consciente de que la ciencia estaba muy limitada en el momento que consideraba real sólo lo medible. ¿Y qué pasa con lo que sentimos?

¿Cómo decidiste y empezaste a dedicarte a ellas? 

Trabajé varios años en multinacionales del sector farmacéutico y cosmético.  A pesar de haber estudiado químicas por vocación, y de que a día de hoy aun sigo admirando la materia, a nivel laboral estaba bastante decepcionada. Así que llegó un día en el que decidí dejarlo todo y me fui a viajar por el sureste asiático. Ya llevaba mucho tiempo consciente de mi interés por las terapias naturales, pero ahí me lancé a dar el salto. Volví y comencé estudiando naturopatía, y hasta día de hoy no he dejado de aprender más sobre terapias alternativas complementarias. Vivo encantada de haberme atrevido a hacer el cambio.

¿Qué es lo que más te gusta de ser terapeuta? 

Me encanta poder ayudar a que las personas aprendan a conectarse consigo mismas y a reconocer sus necesidades. Todos, en algún momento de la vida nos perdemos y necesitamos que alguien ponga una pequeña luz en el camino para ver las cosas con más claridad. 

Una anécdota que me sorprendió, fue cuando vino una mujer a tratarse los síntomas típicos de la menopausia. Durante la entrevista intuí que emocionalmente estaba muy bloqueada, que necesitaba aparentar que era una mujer fuerte. Y por ello, que se debía priorizar su estado emocional y posteriormente el hormonal. Fue justo tras realizar la punción con las agujas de acupuntura que rompió a llorar desconsoladamente. Siempre me recuerda que en esa sesión se soltó una coraza, y que desde entonces empezaron a cambiar muchas cosas en su vida.

¿Qué crees que aporta la fitoterapia a los futuros naturópatas?  

La fitoterapia es hermosa, pensar que la naturaleza es tan sabia que nos deja remedios para tratar nuestras dolencias en forma de plantas, es algo que me parece maravilloso. En mi vida personal y profesional es una de las herramientas que más utilizo. Me encanta contagiar este entusiasmo a los alumnos y que comiencen a experimentar con ellas.

¿Qué es lo que más te gusta de impartir clases? ¿Qué es lo que más te gusta de tus alumnos y de dar clase?

Reconozco que cuando doy clases me divierto mucho. Cuando estudiaba física en la universidad tenía un profesor que en todas sus clases hacía algún experimento. Y se me quedó la idea de que lo que aprendemos jugando lo retenemos en la memoria durante años. Y esto mismo intento aplicar en mis clases. 

Me encanta que sean dinámicas, con demostraciones, donde todos podamos compartir conocimientos y experiencias. En las clases, siempre aprendo algo de mis alumnos, es una experiencia muy enriquecedora.

¿Podrías compartir con nosotros alguna anécdota que te haya ocurrido impartiendo clases?

Tengo una anécdota que me ha pasado recientemente: tengo una alumna de más de 70 años, amante de las plantas de toda la vida que le gusta plantarlas, recolectarlas y luego realizar con ellas jarabes, tinturas, oleatos, etc.

Me explicó que hace un aceite muy bueno para tratar su artrosis, con cannabis. Pues llegó un día con su receta y con una bolsa llena de la planta para enseñarme como se hacía. Me daba mucha risa el pensar que hubiera pasado si un policía la hubiera parado y hubiera visto la planta que transportaba una señora de su edad.

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