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Casos clínicos

Relación entre la microbiota y múltiples síntomas

Historia clínica

Chico de 21 años que hace 3 años tuvo tos irritativa y se trató con muchos antibióticos, cortisona durante 1 semana y drenaje en los oídos. Mejoró pero hace un año volvió a tener tos. Sufre habitualmente irregularidad intestinal: alternando diarrea y estreñimiento con digestiones lentas y pesadas. Frecuentemente flatulencias y regurgitaciones. Hace un año le diagnosticaron hepatomegalia (aumento patológico del tamaño del hígado). Desde hace muchos años, tiene insomnio, cansancio, crisis de lumbago recidivantes y padece de polaquiuria (necesidad de orinar muy frecuentemente). De pequeño tuvo muchos dolores abdominales y sufrió otitis todos los veranos.

Test con Kinesiología Holística

Con el test mostró que tenía parásitos en el colon que alteraban la flora intestinal del mismo e intolerancia alimentaria al azúcar blanco e integral, el café y a todos los cereales con gluten. A su vez estaba en una geopatía que le afectaba los senos nasales y al sistema inmunológico. El hígado se encontraba aumentado de tamaño en 4 traveses de dedo y ambos riñones estaban muy sensibles a la exploración: puño percusión.

En la exploración del iris se visualizaba una toxemia de color amarillo muy importante, localizada sobre todo en el sistema linfático.

Tratamiento recomendado

Durante 4 semanas hizo tratamiento con una dieta libre de alimentos a los que tenía intolerancia: todos los cereales con gluten, el azúcar blanco e integral y el café. Además, tomó todos los días una ampolla de gluconato de cobre como desinfectante respiratorio e intestinal, propóleo e hierro para estimular el sistema inmunológico, un probiótico para equilibrar la flora intestinal y cardo mariano como depurativo del hígado y de la circulación linfática.

En la dieta además evitó alimentos que sobrecargan el funcionamiento del hígado como: lácteos completos, embutidos, carnes grasas (cordero y cerdo), nata, mantequilla, margarina, alimentos fritos, en conserva, y con aditivos. Y debía evitar todas las bebidas alcohólicas.

Revisiones

A los tres días de empezar el tratamiento la tos desapareció. Al mes, orinaba mejor, se sentía menos cansado, dormía algo mejor aunque se levantaba con dolor en las lumbares, dormía en el mismo lugar, pero no se tumbaba en el sofá, que es de donde se levantaba muy cansado. Continuaba con muchas flatulencias y tenía estreñimiento.

Dos meses después de iniciar el tratamiento, ya no se sentía cansado, notaba la mucosa de la nariz seca y alguna vez tenía cierta dificultad respiratoria, orinaba mucho, pero sin molestias. Y dormía mejor, aunque algún día aún se levantaba por las mañanas con algo de lumbago.

Seguimiento del tratamiento

Tomó durante los 4 meses y medio siguientes el siguiente tratamiento: cápsulas de orotato de cobre como desinfectante respiratorio, intestinal y urinario, propóleo y vitamina C para estimular la inmunidad. Continuó con otro probiótico todos los días y extracto de alcachofera para mejorar el funcionamiento del hígado y del páncreas. Por supuesto, tenía que seguir evitando en la dieta los alimentos a los que tenía intolerancia y los que le sobrecargaban el hígado.

Después de este período de tiempo las molestias lumbares desaparecieron completamente, ni de día ni de noche. Dormía perfectamente. Estaba algo cansado por las tardes. Algún día de forma esporádica tenía irregularidad intestinal.

Conclusiones

Nos encontramos con un caso en que el joven tenía muchos problemas como: tos, lumbago, cansancio, insomnio, digestiones pesadas, flatulencias, regurgitaciones, polaquiuria y hepatomegalia, algunos de los cuales los padecía desde hacía muchos años.

Si releemos su historia clínica, es importante recordar que sólo tenía 21 años cuando vino a la consulta, encontramos que de pequeño tuvo muchos dolores abdominales y sufrió otitis todos los veranos. Ello nos confirma que ya entonces tenía desequilibrada la flora intestinal y casi con toda seguridad no la ha tenido nunca equilibrada. Por eso de forma habitual tiene irregularidad intestinal, a veces diarrea y otras veces estreñimiento, flatulencias, digestiones lentas y pesadas, polaquiuria y crisis de lumbago. Todo ello son síntomas de órganos cercanos al foco tóxico intestinal con el que ha vivido siempre.

Los antibióticos que tomó para tratar las otitis que sufría todos los veranos cuando era un niño y los que ha tomado los últimos 3 años para tratar la tos irritativa ha sido el factor desequilibrador más importante de su flora intestinal. Y también influyó mucho seguir desde niño una dieta con leche y lácteos de vaca, azúcar blanco, “chuches”, embutidos, carnes grasas y platos fritos.

Durante el año largo de tratamiento que hizo, en el que acudió a la consulta en 4 ocasiones hizo un tratamiento con productos naturales y anotaciones dietéticas. Y una vez terminado el tratamiento se curó de todos los síntomas y malestares que tenía.

Como vemos nuestras bacterias pueden tener mucho que ver con síntomas de diferente tipo que podamos estar experimentando. Regulando nuestra microbiota intestinal podemos mejorar nuestra salud de una forma significativa.

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