¿Pueden hacernos engordar las cándidas?

En el mes de octubre del año 2015, la revista Scientific Reports publicó el primer estudio científico que relaciona la microbiota o flora intestinal con la obesidad y la alteración de los hongos o cándidas intestinales.

El estudio señala que: “El intestino humano concentra una gran diversidad de microorganismos (bacterias, hongos, parásitos, etc.) que forman un ecosistema denominado microbiota, que contribuye al correcto funcionamiento del aparato digestivo y que es muy sensible a los cambios metabólicos. Las bacterias son los componentes más abundantes de esta microbiota y hasta ahora se conocía que su cantidad y composición estaba relacionada con trastornos como la obesidad o la diabetes.

En cambio, la diversidad de hongos, que representan entre el 0.03 y el 2 % de todos los microorganismos, ha sido tradicionalmente poco estudiada. Ahora nosotros hemos analizado la comunidad de hongos del microbioma y cómo su composición varía en función de si el paciente es obeso o no. Durante 3 años hemos estudiado 52 individuos, entre obesos y delgados, comprobando que estos hongos varían en función de si la persona es obesa o no. Hemos notado que cuando una persona pierde peso aumenta un determinado tipo de hongos. Este descubrimiento nos sugiere que la manipulación de la comunidad de hongos o cándidas intestinales podría ser una herramienta con potencial importancia para el tratamiento de la obesidad”.

Me hace muy feliz este hallazgo porque confirma lo que he afirmado y comprobado desde hace más de 25 años, concretamente desde 1991. Debido a mi formación en Dietética siempre le he dado mucha importancia a las buenas digestiones y al equilibrio del ecosistema intestinal.

En la clínica IGEM hemos utilizado desde entonces, la kinesiología holística como método de diagnóstico para encontrar la causa de las enfermedades de los pacientes.  A lo largo de todos estos años, testando a mis pacientes he descubierto la relación entre las cándidas y los parásitos intestinales como causantes de muchas enfermedades:

• Digestiones pesadas, dolor abdominal.
• Hernia de hiato, esofagitis, aftas bucales dolorosas.
• Diarrea crónica, estreñimiento, meteorismo y abombamiento abdominal.
• Colon irritable, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, diverticulitis.
• Celiaquía o alergia al gluten, intolerancia al gluten.
• Alergia e intolerancia a la lactosa, otras intolerancias alimentarias.
• Malfuncionamiento del hígado.
• Alergia respiratoria, rinitis.
• Faringitis, sinusitis y otitis.
• Carraspera, tosecita.
• Asma alérgica y bronquitis.
• Alergia cutánea, eczema, urticaria, psoriasis.
• Cistitis y candidiasis vaginales recidivantes. Picores vaginales y anales.
• Artritis.
• Obesidad, delgadez, diabetes tipo 2.
• Hipertensión arterial, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia.
• Anemia, déficit de minerales y oligoelementos.
• Cansancio, ansiedad, depresión, insomnio.
• Autismo, TDHA.
• Enfermedades autoinmunes.
• Fatiga crónica, fibromialgia.
• Hipersensibilidad química múltiple, hipersensibilidad electromagnética.

Además, los investigadores del citado estudio científico sugieren que la manipulación de las cándidas intestinales podría ser una herramienta importante para el tratamiento de la obesidad, con lo que estoy de acuerdo sin ninguna duda.

Nosotros en la clínica IGEM continuaremos tratando las cándidas y parásitos intestinales y las infecciones intestinales latentes por bacterias para mejorar no solamente la obesidad sino también la larga lista de enfermedades señaladas.