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¿Qué tiene que ver el colon irritable con la flora intestinal?

Caso de éxito en kinesiología holística

El doctor Joan Guxens estará presente en el 1r Congreso Internacional de Kinesiología Holística (Barcelona, 4 y 5 de noviembre) con su ponencia “El microbioma humano y su relación con el colon irritable, la cistitis y la esclerosis múltiple”.

Además de ser el fundador del Institut IGEM (la entidad organizadora de este congreso), Guxens asistirá en calidad de experto: desde hace más de treinta años ejerce como médico naturista, y es especialista e investigador de la flora intestinal y de las enfermedades que origina cuando se desequilibra.  

Como muestra de su trabajo en este campo, queremos compartir uno de sus cientos de casos clínicos, en el que la kinesiología holística, de nuevo, fue la herramienta para el éxito. Este caso en concreto está incluido en su libro La flora intestinal: su importancia en la salud.

En enero de 1996 un hombre de 49 años acude a mi consulta afectado de colon irritable desde hace nueve años. En el último año y medio había sufrido seis crisis de diverticulitis (que es una inflamación de unas bolsas que se forman en el intestino grueso, llamadas divertículos). Por estas crisis tuvo que ingresar varias veces en el hospital, donde siempre se le trataba con antibióticos.

En mi caso, el tratamiento que indiqué cuando vino a mi consulta, consistía  en la toma ininterrumpida (durante diez meses) de probióticos, depurativos, alcalinizantes y digestivos y otros productos para eliminar toxinas depositadas en los tejidos.

El resultado fue que en cinco meses de tratamiento desaparecieron todas las molestias abdominales.

A continuación veremos cuáles son las causas y los síntomas comunes del colon irritable.

Por qué se altera el intestino

El intestino suele sufrir trastornos por candidiasis (infecciones causadas por el hongo llamado cándida) y parasitosis (las enfermedades que provoca un parásito). En muchas ocasiones las cándidas o los parásitos intestinales no producen síntomas, o si los producen son poco molestos, como gases, abombamiento abdominal, cierta irregularidad en las defecaciones (se alterna un ligero estreñimiento con defecaciones algo desechas).

La mayoría de personas considera que estos síntomas son debidos a algunos alimentos y no les prestan atención. Por lo tanto no creen necesario acudir a un especialista para que explore su intestino.

Por eso la kinesiología holística es básica: es capaz de indicar que uno sufre una candidiasis o una parasitosis intestinal, aunque uno no lo note. Permite tratar ambas afecciones evitando, en el tiempo, la aparición de enfermedades más graves.

En mi trayectoria profesional, he comprobado (desde hace más de 20 años) que la kinesiología holística trata estos síntomas muy eficazmente. En la actualidad, las últimas investigaciones relacionan claramente estas enfermedades con un desequilibrio del microbioma humano (o flora intestinal).

De las molestias leves a la enfermedad

Las candidiasis y parasitosis que acostumbran a tener estos pacientes, producen toxinas, y son estas toxinas las que inflaman la mucosa del colon, la debilitan y, al cabo de unos años, puede favorecer la dilatación de la musculatura lisa del colon. El paso siguiente es la formación de divertículos, los cuales se inflaman frente a la agresión de más toxinas producidas por cándidas y parásitos que no se trata.

Síntomas de un colon irritable

No todos los pacientes de colon irritable tienen los mismos síntomas. Pero el más frecuente, y a veces el único, es la diarrea, varias veces seguidas, normalmente durante la mañana (una defecación pastosa al poco tiempo de levantarse de la cama, seguida de tres a cinco más, cada vez más diarreicas). Una de las características del colon irritable es, además, la urgencia: una vez que la persona empieza a tener ganas de evacuar, debe hacerlo en cuestión de minutos.

Como esta situación se repite cada día, acaba produciendo una gran inseguridad y angustia en las personas que lo sufren,  ya que necesitan un baño cerca de donde estén. Muchas veces los enfermos repiten los recorridos en sus desplazamientos cotidianos: pasan por las mismas calles, por los mismos bares, que pueden salvarlos en un momento de crisis.

Al tratarse de una enfermedad autoinmune (el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo), la medicina oficial no tiene un tratamiento efectivo para el colon irritable. Por lo tanto es incurable.  Los enfermos acostumbran a ser personas jóvenes, de entre 25 y 40 años, que acaban sufriendo angustia permanente y, a la larga, disminución de la autoestima. En este caso el intestino (segundo cerebro) acaba favoreciendo una alteración del comportamiento (primer cerebro).

Síntomas de la diverticulitis

Por lo que respecta a la diverticulitis y sus síntomas, se trata de crisis de dolor en el colon descendente (zona abdominal izquierda), a veces muy intenso cuando se inflaman los divertículos. Con un tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios, desaparece el dolor después de varios días, pero que al cabo de unas semanas o meses normalmente se repite. Esto ocurre porque cada vez que se utilizan antibióticos para su tratamiento, el paciente acaba con un importante desequilibrio de la flora intestinal y un aumento de cándidas en el intestino. Recordemos que los antibióticos matan de forma indistinta las bacterias malas y las buenas, y por lo tanto siempre acaban desequilibrando la flora.

Una flora intestinal sana

Eso fue precisamente lo que ocurrió con mi paciente: el tratamiento con antibióticos que recibía cada vez que sufría una crisis de diverticulitis causaron una cronificación de las cándidas en el intestino y las toxinas se encargaban de inflamar ininterrumpidamente la mucosa.

Como he comentado, la toma continua de probióticos y depurativos durante diez  meses, para eliminar las toxinas, dio como resultado final la curación.

De hecho, mi paciente no tuvo ninguna recaída posterior, ni siquiera en sus vacaciones en la India (donde estuvo tres semanas) o en China (un mes entero).  No tuvo tampoco diarrea ni dolor abdominal en ningún momento. Claro que para eso siguió un tratamiento preventivo a base de propóleo –que desinfecta y estimula la inmunidad- y de probióticos (uno cada día). Este es el tratamiento que suelo aconsejar a mis pacientes siempre que realizan un viaje a un país con condiciones higiénicas deficientes. De esta forma su flora intestinal no se ve afectada.

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