Icaria, la isla griega repleta de microbios amigos

Érase una vez, en alguna parte de una hermosa isla griega en el Mar Egeo nace un niño en su casa de parto natural. Durante dos años su madre lo amamanta. A lo largo de su crecimiento no disfruta de las múltiples comodidades modernas de los países occidentales desarrollados. La comida rápida, las patatas fritas, el kétchup, el jugo de fruta en tetrabrik y los refrescos azucarados son cosas poco habituales para él. Su dieta consiste sobretodo en verduras cosechadas del huerto familiar, pescados y carnes locales, yogur hecho en casa, nueces y semillas, higos secos, pasas, aceitunas y mucho aceite de oliva. Pasa su infancia aprendiendo en una pequeña escuela y ayudando a sus padres en la casa familiar, donde siembran hortalizas, cuidan los animales de la granja, toman infusiones de plantas medicinales y cultivan viñedos de ricas uvas para hacer vino. El aire está limpio, libre de contaminantes.

Cuando el niño se enferma sus padres le dan una cucharada de miel producida en la zona, pues no siempre es posible conseguir antibióticos. Jamás se le diagnosticará autismo, asma, dermatitis, ni trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Se mantiene en forma y delgado, pues lo habitual es llevar una vida activa. Las familias no pasan las veladas sentadas en los sillones, mirando la televisión, el ordenador o el móvil, sino que suelen hacer vida social con los vecinos y bailar al ritmo de la música del hogar. Es probable que este niño jamás se enfrente a un trastorno neurológico grave, como depresión, Parkinson o Alzheimer. De hecho, lo más probable es que llegue en buen estado de salud a la vejez, pues su isla, Icaria, es el lugar del mayor porcentaje de personas mayores de 90 años del planeta, en donde casi uno de cada tres nonagenarios llega a la décima década de vida con buena salud física y mental. Su población también ostenta el 20% menos de casos de cáncer, el 50% menos de cardiopatías y casi ningún caso de demencia senil.

En mi libro “La Flora Intestinal, su importancia en la salud” hablo de varias historias clínicas de niños, pacientes de la clínica IGEM, con problemas de asma, anginas, eczema atópico, dolores abdominales y diarrea, celiaquía, autismo, dislexia y TDAH, que sin duda no tuvieron la misma suerte de este niño griego nacido en Icaria. Han nacido en nuestro país, que estamos en el camino de convertirnos en el peor ejemplo de cuál debe ser la dieta correcta para los recién nacidos y los bebés. En los últimos 50 años hemos pasado a dar a nuestros hijos una dieta nefasta para el cuidado de su flora intestinal y ello está repercutiendo en su salud, tal como corroboran las recientes investigaciones del microbioma humano.

Dan Buettner, “The Island Where People Forget to Die”, New York Times Magazine, 24 octubre de 2012, http://.nytimes.com/2012/10/28/magazine/the-island-where-people-forget-to-die.html

Dr. Joan Guxens, “La Flora intestinal. Su importancia en la salud”, marzo 2011, Autoedición. Sant Marçal-Barcelona.

Dr. David Perlmutter, “Alimenta tu cerebro”, octubre 2015, Edición Vintage Español. Nueva York.